Cuando la
clase política promete y desea aparecer ante la opinión pública como garantes
de la transparencia y la honestidad acrisolada, es menester tener tiento y
tiempo para no caer en el garlito de sus almibarados discursos.
Sus miembros
son demasiado astutos e innobles como para que nosotros, gente del pueblo,
cansado de sus tropelías, podamos irnos de espaldas a las primeras de
cambio. La depredación institucional es
inherente a su genética y visión política, no tienen recato y mucho menos
conciencia de sus actos abominables (raterías, colusión e intimidación
caballerosa).
Un botón de
muestra:
Cuando el
actual alcalde de Matamoros, Jesús de la Garza, tomó protesta, se comprometió a
sacar a la ciudad de la inacción en la que se encontraba, limpiar la mugre y
acabar con el abandono de las calles cubiertas de cieno.
Además, entre sus principales retos, mencionó, fue que
resolvería los problemas de la Junta de Aguas y Drenaje, incluso aventuró a
decir que conseguiría recursos y es fecha que nadie sabe dónde fueron a parar
800 millones de pesos que tienen postrada a esa paramunicipal.
“Otra de las peticiones más comunes son los
problemas en la Junta de Aguas y Drenaje de Matamoros por lo que me comprometo
a buscar recursos a fondo perdido ante el Banco de Desarrollo de América del
Norte (Nadbank) y sanear las finanzas de esa paramunicipal”.
Lo más deplorable
del asunto es que ese dinero será pagado por los usuarios y quienes no acepten conocerán
el supremacismo del municipio en la aplicación de sanciones. Simplemente :
pagas o pagas. El poder lo tengo yo. Tengamos presente, amables lectores, que no se
debe mezclar la mayonesa con la magnesia, porque es fácil utilizar términos
financieros para desviar la atención.
Una cosa es la incapacidad para abatir la
cartera vencida, esto es, la deuda de los usuarios y otra es el descarado robo
de los recursos… por cierto, los que más deben según consta en la prensa, son
políticos y empresarios. O sea, cómooo?
Habría que
pedir cuentas al edil en turno, porque a la fecha su labor – seis meses- es más
que mediocre: No hay obra pública, la seguridad es una quimera, la generación
de empleos aunado a la atracción de inversiones es nula. La corredera de gente de la anterior alcaldesa
continúa, se suponía que la idea de esta acción era ahorrar recursos para
invertirlos en obras sociales, no obstante es puro jarabe de pico. Los súper
asesores siguen chupando el mermado erario y el pan y circo aún no termina.
Medio año es
mucho tiempo, más aún cuando le quedan a Chuchín escasos meses para tratar de
sostenerse y reelegirse en el cargo para el próximo año.
Debe apurarse y
conseguir dinero aunque sea debajo de las piedras, si no quiere quedar en el ya
merito. De ahí que se reúna con los legisladores federales para pedirles su
intercesión y que le lleguen los dineros, porque santo que no se ve, no se le
rinde reverencia.
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@ArmandoBerrones