Lo que está
desgranándose en la Unión Americana en torno al caso de Tomás Yarrington apenas
es el principio de lo que se ve venir y que dejará ver los nexos quizá nada
transparentes de algunos miembros de la clase política tamaulipeca.
Las
acusaciones por lavado de dinero y uso de prestanombres para comprar lujosas
residencias y departamentos que presuntamente hizo el ex gobernador, también
han irritado a los ciudadanos porque no es concebible tanta desfachatez.
¿Con qué
dinero pudo adquirir Yarrington tales propiedades?, no hay forma lógica de
explicarse de dónde lo sacó, a no ser producto de un acuerdo o exacción.
Llama la
atención que la dirigencia nacional del PRI de forma sospechosamente
equivocada, diera a conocer que se está gestionando la expulsión del ex
mandatario tamaulipeco, cuando ni siquiera se ha determinado por los fiscales
norteamericanos su presunta culpabilidad. ¿Para qué tanta prisa por “correrlo”?
como en su momento lo hicieron con otros como Humberto Moreira, quien dejó un
quebranto en su estado Coahuila del orden de los 35 mil millones de pesos.
Las huestes
priistas, como ya es su costumbre, de manera inmediata salieron a deslindarse
de cualquier nexo con el matamorense y dejaron en claro que no tolerarán esas
prácticas de cuño corruptor. ¿Será acaso porque les perjudicará en los
comicios? La verdad muy mal se vio el PRI y qué decir del local, encabezado por
Lucino Cervantes Durán, que no guisa un huevo y que ha guardado un mutismo
sepulcral, al igual que los jilgueros del Congreso del Estado. Será acaso que no se quieren comprometer, ya
que suponen que saldrían repletos de estiércol, de lado a lado…
Habría que
preguntarles y en caso de salirse por la tangente como siempre, ubicarlos en el
justo contexto y decirles que se dejen de mafufadas y que si tienen un poco de
congruencia, la expresen en este momento. Por supuesto, no creo que lo hagan,
antes bien, tratarán de hacerse los muy pulcros en sus comentarios, en apelar
al sentido del respeto a las instituciones y todas esas barrabasadas que sirven
para decir lo mismo y no decir nada, pues eventualmente, palabreja muy utilizada
por el candidato del PRI a la presidencia de México, es hacerse como que se
hace… y “que cada quien responda por sus actos”. Claro y que siga la fiesta dionisiaca.
Es harto
sospechoso también que los candidatos del PRI a las diputaciones federales y
senadurías sigan el vocinglero a nivel nacional y repitan como robots lo que
les conviene. Por cierto, hay que decirle a Enrique Cárdenas del Avellano y a
los demás, que ojalá que ese oído atento y cauto para escuchar las demandas
ciudadanos, les funcione muy bien en caso de ganar las elecciones, porque se
sabe que son puras poses trabajadas al calor de las reuniones cumbre. Espero
que en realidad hagan algo por la gente, que no la abandonen, porque ya nadie
se traga el cuento de la Llorona.
No se olviden
candidatos que lo que se presta se paga.