Con la detención de la “líder moral” del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales se pone fin a un imperio de inmundicia y falsedad. La decisión tomada desde las más altas cúpulas del poder fue maquinalmente trabajada y lejana de cualquier error jurídico.
Vale retomar
las razones de peso que motivaron su aprehensión ayer y que se desgranan de la
siguiente forma: la mentora es acusada del desvío de recursos públicos en el
orden de los 2 mil 600 millones de pesos, los cuales amparados en prestanombres
se triangulaban a 80 cuentas y esas operaciones fueron detectadas astutamente
por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público. De acuerdo con la información hasta ahora vertida a los medios de comunicación, Gordillo
Morales realizaba las operaciones ilícitas desde el 2008 y fue hasta diciembre
del año pasado cuando se advirtió de esos malos manejos.
La PGR, en
su carácter de garante de la aplicación de la ley, ha señalado que en este caso
no hay razones de tipo político para que se efectuara una inspección a las
cuentas del SNTE, sino que responde a la denuncia presentada por Hacienda.
Varias son
las preguntas que me hago al respecto… ¿la detención de la maestra, quien de
hecho, podría pasar 30 años en la cárcel, es el nuevo Quinazo? ¿Significará el
regreso del poder presidencial? ¿Se busca con ello democratizar al SNTE o sólo
poner a otro a modo? La idea de quitar a la profesora y presidenta vitalicia
responde a un genuino interés por la educación del país o es una venganza de
tipo legitimación del nuevo gobierno peñista?
La lectura
que le doy es que los salinistas están de vuelta y apenas comenzamos a ver sus
tentáculos… por cierto, la gente de la sección 30 del SNTE en Tamaulipas qué
pensará al respecto… ¿le pegarán al pesebre? ¿Se movilizarán para pedir que
echen abajo las acusaciones en contra de su lideresa? Dicen los especialistas
que es mejor prudencia o en otros términos, mantener la boca callada…
¿Usted, qué
opina?