De acuerdo
con los últimos resultados del Índice Estatal de Transparencia Presupuestal
2012 emitido por el Instituto Mexicano para la Competitividad, IMCO, Tamaulipas aparece entre las entidades
menos avanzadas en el cumplimiento de la Ley de Contabilidad Gubernamental. De
hecho, ocupa la posición 29 entre todas las del país, lo que supone,
evidentemente, que hay mucho trabajo que hacer en torno a los temas de
rendición de cuentas, transparencia y por supuesto, el manejo de los recursos
públicos.
Conviene
destacar que la Ley de Contabilidad busca que los ciudadanos conozcan en qué se
gasta el erario, quiénes son los proveedores del gobierno tanto estatal como
municipal y sobre todo, que se dé un puntual reporte de la situación financiera
de las distintas dependencias, pues está visto que muchas de ellas actúan al
margen de la ley, con la discrecionalidad impune.
Con base en
lo anterior, me permito remitirme justamente a lo que ayer en mi artículo sobre
el chapulineo comentaba: nuestro Estado se caracteriza por contar con ese
tridente nefasto que es: la rapacidad, impunidad y la opacidad de sus
gobernantes y qué mejor prueba de ello que el informe que reporta el IMCO. Y
agrego algo: Tamaulipas y Tabasco no hicieron público el monto total de
endeudamiento que enfrentan en la actualidad. Algunos analistas señalan que de
no hacerse todo con absoluta claridad, se corre el riesgo de que ocurra una
situación similar a la de Europa cuya crisis no tiene fin a mediano plazo.
Incluso, el
documento advierte que entre muchos de los rubros en los que se califica a las
entidades, están los concernientes a las pensiones y los salarios. Ambos
elementos son de gran importancia ya que las finanzas públicas de los estados
se verían seriamente comprometidas al no poder cubrir los pagos respectivos.
Por tanto, recomiendan esclarecer cuáles son los montos que se destinan al pago
de salarios de los funcionarios públicos, además de establecer qué niveles de
burocracia hay en la estructura gubernamental.
El asunto no
es peccata minuta: hay mucho en juego, sobre todo de una profunda crisis de
solvencia.
Amable
lector… ¿usted cree que los problemas financieros que enfrentan los municipios
serán ventilados abiertamente? Más aún, cuando están pendientes las enormes
deudas que ocasionaron los anteriores alcaldes de triste memoria: Ramón Garza
Barrios, Óscar Pérez Inguanzo, Arturo Diez Gutiérrez, Erik Silva Santos, Sergio
Posadas Lara, entre otros personales ilustres que dejaron en franca debacle a
las comunas.
Urge,
entonces, ordenar la casa y transparentar acciones contables.
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