martes, 18 de octubre de 2011

PICHONES POLÍTICOS




Armando Berrones

Cuenta la leyenda urbana que cuando algún ciudadano común toma algo que no es suyo y lo hace por hambre o razones cleptómanas es sujeto a una investigación judicial y si se comprueba su presunto delito, se procede conforme a derecho y lo recluyen en la cárcel.
El ex alcalde de Tampico, Oscar Pérez Inguanzo no es tan común como quieren ponerlo a la opinión pública, pues fue un funcionario que tuvo a su libre arbitrio la dirección de un municipio, que pudo hacer y deshacer lo que le viniera en gana con el poder que lo cubría. Ahora que lo acusan de ejercicio indebido de funciones, coalición de servidores públicos y uso indebido de atribuciones y facultades, merece la pena que se cumpla con la elemental justicia y se aplique el llamado estado de Derecho que tanto se cacarea en las instancias de gobierno, de los 3 niveles.
El auditor superior del Estado, Miguel Víctor Salman Álvarez, fue quien interpuso una denuncia penal en contra del ex edil por presunto desvío de recursos federales durante su trienio,  por lo cual ayer fue detenido por PGJE y llevado a una celda de ciudad Madero para que responda ante la autoridad.
Llama la atención que Pérez Inguanzo lucía tan relajadito y no se sintiera preocupado, ya que como todo mundo sabe, él heredó una deuda pública de alrededor de 200 millones de pesos a la actual alcaldesa Magdalena Peraza Guerra, quien ante esta situación ha recurrido a más deuda para dar cauce a los programas sociales que contempla en su administración.
Téngase presente que el ex edil se le acusa también de haber solicitado 2 créditos del orden de los 7 millones de pesos a una institución bancaria, sin haber mediado el aval del Congreso, lo cual a decir de algunos, no son razones graves para mantenerlo en prisión.
Ojalá que las autoridades no salgan con su trastada, de que el señor es inocente hasta que no se le compruebe lo contrario, principio jurídico tan manoseado y que se esgrime ante las carretadas de dinero que se dan para flexibilizar la justicia.
Si Pérez Inguanzo tiene algo que pagar, que lo haga, no se deben tolerar más agravios a la sociedad tamaulipeca. Un ya basta a tanta impunidad y corrupción deben ser las banderas políticas de la administración estatal. Si a este señor se le perdonan las faltas, entonces, veremos la reacción frenética de todas las fuerzas políticas del estado, que seguramente se pronunciarán en contra de tales desaciertos.
Las preguntas que surgen son : ¿quiénes siguen en estas acciones, qué ex alcaldes serán encarcelados en caso de que se encuentren anomalías en sus cuentas públicas? Veamos:
Se ha documentado plenamente que Ramón García Barrios heredó una deuda pública de más de mil 700 millones de pesos en Nuevo Laredo; Arturo Diez Gutiérrez Navarro, de 100 millones de pesos en Victoria; en Matamoros, Erick Silva Santos, 71 millones de pesos, por decir algunos de los más connotados.
Si el derecho se aplica de igual a una persona que delinque por necesidad económica, por birlarse un litro de leche, con mayor razón y peso, se debe castigar a quienes han agarrado dinero, con toda alevosía, ventaja y enorme poder político.
No cree?






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