La escritora e intelectual, Denise Dresser afirma en uno de sus muchos ensayos que en nuestro país existe lo que se denomina Capitalismo de Cuates, esto es, el llamado fenómeno deplorable de beneficiar a los amigos, la familia y potenciales candidatos a puestos políticos con tal de perpetuarse en el poder.
Me explico:
en el ámbito económico y empresarial de nada sirve echarle todas las ganas para
lograr metas a corto y mediano plazo, de mejorar los sistemas de calidad,
impulsar acciones en dirección a la productividad y la competitividad, si
antes, mucho antes están los intereses de la clase política, la depredadora
inmarcesible, la que succiona los recursos, tapa agujeros, abre otros y se la
pasa en la festinación permanente, chuequeando su labor que debería ir a
contrapelo.
Sí, sin
dudarlo es así, pues ¿cómo, amable e inteligente lector, se interpretan los pucheros y rabietas que
hacen los políticos y funcionarios para no transparentar los dineros, el uso
del erario, su resistencia a la natural y legal regulación, al deseo de
carrancearse lo más que se pueda, al cabo que …las reglas del juego las
imponemos nosotros y no la sociedad jodida”?. Todo ello responde, desde luego, a una suerte de autoritarismo que se perfila a
nivel nacional y que en Tamaulipas no pasa inadvertido, pues está documentado que
por proteger a los favoritos y perfumados amiguetes del régimen, se puede pasar
por encima de los auténticos empresarios que se las ven negras para apuntalar
sus empresas. ¿A qué viene esto? Pues,
se estima que más de 500 del ramo de la construcción en la entidad se fueron a
la quiebra porque no hubo licitaciones de por medio como marca la ley para la
obra pública, sino una línea implacable
que no podía omitirse. Es mucha la desvergüenza, así en ningún país del mundo
se puede progresar, si primero están los intereses de otros, que los derechos
ciudadanos.
Por eso, la economía no crece, ni se fortalece
y…¿ cómo lograrlo? Si tiene a sus peores enemigos dentro, quienes sólo ven como
enriquecerse y preparar la siembra para el que sigue, y con esto, irse al
retiro con toda la seguridad de no ser incomodado por ningún bribón socialista
y mucho menos por desaharrapados testarudos en la creación de empleos y en la
distribución de la riqueza… ¡Pamplinas!
En tal
virtud resulta fundamental acabar con esas deleznables prácticas porque todo
tiene un límite y la sociedad actual ya no se chupa el pulgar, conoce sus
derechos, está más interesada en los temas coyunturales y se fortalece como una
entidad con libertad de opinión amparada en la tecnología y el desarrollo vertiginoso
que han tenido las redes sociales.
Con el
tiempo veremos cómo el poder se va ir fragmentando,
porque las posiciones piramidales,
jerárquicas, se someten todos los
días al escrutinio popular y no siempre salen bien libradas; antes bien, las vacas
sagradas, los políticos y de más gnomos, son salpicados por el hartazgo social
y no pocas veces, por el recordatorio materno.
Termino con una frase de Galbraith… “Una vez
que se derrota a los imperialistas de afuera, hay que pensar en derrotar a los
imperialistas de adentro”. Se impone
pues… un Estado fuerte y una ciudadanía libre.
@ArmandoBerrones