Un tema que
ha llamado la atención a nivel nacional y que sin duda estará en el epicentro
de la mesa de debates de nuevo es el uso
de las redes sociales, esto como resultado de los muchos rumores que se
filtraron ayer en torno a una supuesta ola de violencia que estallaría en
diversos municipios del estado de México.
Trascendió
que grupos armados iban a saquear negocios y que habría enfrentamientos, por lo
que muchos de los cibernautas se prepararon con tiempo, sin embargo, la
psicosis prevaleció en muchos sectores de la sociedad mexiquense.
Aunque las
autoridades descartaron todos esos hechos, las cosas apuntan para volver a
tocar el asunto del internet, pues los grupos reaccionarios de la sociedad y
clases gobernantes y pudientes buscarán
acotar el poder que ha alcanzado hasta ahora el espectro cibernético y de paso,
descalificar las ideas e información valiosa que se encuentra en la red.
Como se
recordará hace un año aquí en la capital de Tamaulipas se vivió un fenómeno similar,
pues abundaron los twits que informaban sobre presuntos hechos delictivos que
se generarían durante los festejos del mes patrio, por lo que enseguida los
legisladores locales se pusieron a trabajar para presentar una iniciativa al Pleno
que contemplara sanciones graves a quienes se atrevieran a sembrar el terror
por esa vía, sin embargo, no fructificó. Fue sólo una llamarada de petate. También en el gobierno de Veracruz se
consideró el mismo procedimiento derivado de los problemas con la criminalidad,
pero tampoco tuvo eco.
Hasta donde
se sabe la información y el uso de la internet no está regulado, por lo que las
autoridades de los 3 órdenes de gobierno tendrán que buscar alternativas
viables para evitar que se perfile la idea en la sociedad de que se está
violando el derecho a la información y la libertad de expresión. Temas
coyunturales para todo gobierno que intente someter a los ciudadanos, temas que
no serán fácilmente negociados entre los grupos de la sociedad, en particular
con los que tienen una visión marcadamente disímbola a la oficialista.
Muchos
intelectuales y académicos, apegados a la ubre gubernamental, están en contra
de las redes sociales, porque ven en ellas una amenaza a sus posiciones de
privilegio y prebendas, por lo que, si estuviera en sus manos, acabarían de
tajo con ese instrumento que les infiere todos los días una réplica a su
trabajo y trayectoria.
Reitero: Las
voces discordantes y no venales tienen a su libre arbitrio la posibilidad de
contrastar sus ideas con esas plumas parasitarias y retrógradas. Y es que eran
las divas de la cultura, la empresa hegemónica y los intocables… y ahora, ya
reciben las despiadadas críticas a su trabajo y francamente no les gusta.
Habría que
ver si se replantea el tema y no dude, amable lector, que de esto saldrán
chispas y no precisamente de chocolate.