De resultas
de un artículo en que critiqué la falta de visión del gobierno estatal en torno
a los biocombustibles, pues anunció con bombo y platillo que pretende
aprovechar el gran potencial de los sectores productivos de la entidad,
especialmente de los productores de sorgo para generarlos, sin reparar en la
despiadada hambruna que ese tema está provocando en el mundo, recibí con
beneplácito una felicitación por parte de un empresario de Jalisco, a quien
quiero agradecer su gentileza. El es integrante
del Consejo Directivo de la APROBI y considera que no todas las empresas deben basar
sus proyectos en productos que pongan en riesgo el suministro de granos de la
cadena alimenticia, ya que aclara que existen otras alternativas que se están
desarrollando y de la cual su empresa cuenta con la primer licencia a nivel nacional
para la producir de Bioetanol a partir de las agaváceas.
Lo anterior
pone de relieve que es menester tomar en cuenta diversas opciones para generar
progreso en el estado y no estar sacando una agenda política sin tino ni
dirección.
Veamos lo
que nos comenta el lector, el LAE Jorge Eduardo López Nava : De acuerdo con la
SAGARPA, en el 2009, la superficie de siembra de agave fue de 165,474
hectáreas, lo que representó una baja del 8.9 por ciento con respecto al 2008.
Sin embargo, añade que Tamaulipas es uno de los estados productores de agave
más importantes a nivel nacional y lo acompañan entidades como Jalisco, Oaxaca,
Michoacán, Guanajuato y Nayarit. Todos en conjunto concentran más del 97 por
ciento del agave que se siembra en el país.
Propone que
el agave sea considerado como un instrumento para producir biocombustibles
porque además de ser de bajo costo en cuanto a que no demanda enormes
cantidades de agua, el clima y el suelo son favorables para su cultivo.
Ahí tiene
usted, querido lector, una alternativa más que desde luego no impacta
socialmente y se evita de manera inteligente el uso de alimentos, los cuales
tienen a volverse carísimos y como siempre, nosotros los consumidores, pagaremos
las consecuencias de malas decisiones y políticas públicas .
Por último,
un apunte más: la producción de Bio-Etanol de maíz tiene el grave inconveniente
de generar un círculo vicioso que incrementa el precio del comestible que es la
base de alimentación de una gran parte de la población del país y del mundo,
situación que no se genera con el Bio-Etanol a partir del agave.
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