En mi
anterior artículo refería la poca sensibilidad que tienen los gobiernos en sus
distintos niveles para hacer un uso eficiente y transparente de los recursos
recabados a través de los impuestos que todos pagamos en nuestro país.
Criticaba frontalmente la desmedida ambición
de la clase política por empobrecer aún más a la población, toda vez que en
aras de incrementar la base gravable de contribuyentes-- volver formales a los
informales-- no tiene reparo en integrar a los pepenadores de la basura y quienes
a partir de ya, van a cubrir el gravamen.
Me queda
claro que esto forma parte de una, ojalá, estrategia para apoyar y fortalecer los
sectores primarios de nuestra economía, impulsar programas de atención
ciudadana en los rubros de la salud, la educación, el empleo, entre otros. Sin
embargo, habría que hacer algunas precisiones estadísticas, pues las variables
macroeconómicas son inapelables y no debemos dejar de lado el pasado inmediato,
por lo que es solo una muestra: se estima una inflación superior del 4 por
ciento para este año; mientras que el salario mínimo aumentó 2 pesos 50
centavos; en el 2013 se registró un crecimiento económico casi nulo, es decir, del 1 por ciento del PIB, lo cual es nada, si
lo comparamos al que se requiere de más del 6 por ciento y que sea sostenido y
general. Debo mencionar que en materia de empleo, tenemos tasas altísimas, algo
así como del 5 por ciento entre la población económicamente activa(PEA), en
suma, esta concatenación de elementos muestra el panorama desolador del
fenómeno llamado por los economistas como “estancamiento con inflación”, aunado
a la devaluación gradual del peso y la irrupción de los contingentes de
autodefensa que mantienen en jaque al gobierno federal, a tal grado que los
están invitando a ser parte de la solución, a integrarse al combate contra los
Templarios, con el alto riesgo que supone, sin dejar de lado que al mismo
tiempo son el mejor ejemplo de un Estado Fallido y de la inoperancia
gubernamental porque la ley no se aplica.
Con esas
cifras desalentadoras, ¿cómo quiere el gobierno federal cobrar más impuestos?
Quién en su sano juicio va a pagarlos?, si se está observando que el dinero es
humo en manos de la clase política cuya inmoralidad y artimañas para el saqueo
no tiene parangón. Por ello, antes de
recalar en el pueblo, debería el gobierno mostrar alguna acción que incentive a
la actividad productiva y atraiga mayor inversión extranjera directa, lo que
eventualmente mejorará las condiciones socioeconómicas de los ciudadanos.
ESCORRENTÍAS
A propósito,
un reporte del INEGI, señala que en el tercer trimestre de 2013, nueve de las
32 entidades del país registraron una contracción en su actividad económica.
Expone que
las entidades son : Campeche, Chiapas, Durango, Puebla, San Luis Potosí, Sinaloa,
Tabasco, Yucatán y Zacatecas; en tanto las que reportaron los mayores avances
fueron: Baja California Sur, Oaxaca, Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato,
estado de México y Jalisco.
Curiosos
datos para el que esto escribe, porque nuestra entidad no aparece ni para bien,
ni para mal, sino todo lo contrario, diría el lopezportillismo. Y es que los resultados
del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAAE), son más que
elocuentes ya que “en el periodo julio-septiembre del año pasado, sólo 13
estados crecieron por arriba del total nacional, que fue de 1.3 por ciento respecto
al mismo lapso de 2012. A continuación los detallo: Baja California Sur con 7.8
por ciento, Aguascalientes 6.5 por ciento, Chihuahua 5.1 por ciento, Guanajuato
4.5 por ciento, Oaxaca 4.0 por ciento, y estado de México 3.3 por ciento. Seguido
de Jalisco con 3.0 por ciento, Querétaro con 2.7 por ciento, Nayarit con 2.2
por ciento, Michoacán con 1.8 por ciento, Baja California con 1.7 por ciento y
Veracruz e Hidalgo con 1.5 por ciento. Y
la pregunta expresa y obligada
es: ¿Tamaulipas creció o se estancó durante el
año pasado?
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