jueves, 5 de diciembre de 2019

“ENRIQUÉCETE Y VENCERÁS"




PARTEAGUAS

ARMANDO BERRONES
Hace algunos años escribí mi acostumbrada columna (Parteaguas, desde 1994) ya que era director editorial de un diario en Victoria y tenía bajo mi responsabilidad expresar el punto de vista político y social de ese medio.
Recuerdo particularmente que titulé mi entrega La Ética como Brújula la cual recibió comentarios, algunos adversos y en franco rechazo a este principio conductual ;otros, aún creyentes de esta palabra y que la ensalzaban, positivos, naturalmente. Sin embargo, sigo pensando que la política debe retomar su sentido primigenio, velar por el interés social, propiciar la participación ciudadana e incentivar el escrutinio constante del desempeño político de los servidores públicos cuyos salarios se pagan con el dinero de los ciudadanos honrados y responsables, por lo tanto es indispensable tenerlo en cuenta para evitar dentro de lo posible la depredación criminal.
Pero, veamos qué es la Ética…verdaderamente la ética-- es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio racional de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir—en pocas palabras, habría que realizar una profunda disección entre nuestros políticos para tener la certeza de que actúan con absoluto apego a este planteamiento. Lo que se advierte en la realidad es la lucha constante entre los que tienen todo y desean perpetuar sus intereses por encima del interés social; y por el otro espectro, están quienes con legítimo derecho escamoteado tantas décadas pretende recomponer esto que ha rayado en el cinismo ramplón y descarado sin visos de mejoría. Baste con ver quienes se encuentran tras las rejas en Tamaulipas… y los que faltan por tener su espacio privilegiado entre los barrotes.
En este contexto, los encendidos debates que se ven en las distintas ofertas mediáticas en torno al ejercicio del gobierno federal y, desde luego, los demás niveles del quehacer gubernamental, son una prueba irrebatible de que cada quien ve lo que quiere y apuntala intereses sin remordimiento y muchos menos, sensibilidad.
Ya lo decía el famoso novelista español Pío Baroja quien fue uno de los grandes exponentes de la llamada Generación del 98, y de enorme aportación a la literatura universal. “La Política es un juego sucio de compadres”. Esto es, cada quien lo ve desde sus bolsillos, reitero, no con un enfoque sistemático o socialmente responsable. Habría que ir eliminando esas prácticas nocivas si en verdad queremos que este país avance con crecimientos económicos envidiables y sistemas de justicia probos. Asimismo, considero que se debe propiciar el alcance de los mejores acuerdos políticos y dejar de lado las archifamosas frases del maestro del hampa y el cinismo, el profesor Carlos Hank González, “un político pobre es un pobre político”. O ésta que también es de alto valor “moral”: Enriquécete y Vencerás”.
Indubitablemente que si esto, bien mirado, se aterriza y sienta sus bases, nuestro país y especialmente Tamaulipas podrá estar en los primeros lugares de desarrollo y no pasársela comprando encuestadoras a modo para presumir logros inexistentes.
La política debe entrar en otra dinámica, que la dignifique y la propale como el único instrumento social que vele por los ciudadanos, en detrimento de sus propios intereses partidistas y clientelares.
¿Será utópico desear esto? El tiempo lo dirá con creces.

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