jueves, 11 de octubre de 2012

ABUSO DE PODER




En la entrega de ayer hacía referencia al propósito que todo Gobierno, de cualquier nivel,  tiene en el ámbito de su acción social. Desde luego, vale recordar la ineludible responsabilidad de ofrecer condiciones de paz y seguridad a sus ciudadanos, basados en los principios de libertad,  justicia y en el marco del Derecho.
Hoy quiero señalar sin que apunte a una dirección partidista,  pues sé de buena fuente que hay muchas voces y pieles finas que el sólo hecho de mencionar gobierno se sienten aludidas y ponen el grito en el cielo como si se estuviera incendiando el establo. A lo que voy es que en los cenáculos del Poder existen, como todo en la vida, niveles y que quienes no están preparados para ver la realidad real, válgame el pleonasmo, generalmente los que están en la cima  piensan que es un insulto, una provocación  que se hable del ejercicio de éste y no se destaquen sus atributos más aplaudibles.  Por supuesto, el interés de este artículo es otro. Sin embargo, agrego que para cualquier sistema de gobierno es preferible estar al pendiente de lo que digan las plumas críticas que estar escuchando a unos bolsones zalameros  cuya única gracia es agacharse y estar lanzando toda laya de carantoñas a los detentadores del poder para así seguir sus miserables vidas gusanientas.
Procedo entonces a retomar el tema que compartiré con ustedes, amables lectores. Todo gobierno que se precie de serlo, debe contar entre sus filas con un elemento por demás indispensable: liderazgo moral. ¿Qué implica esto? Nada más y nada menos que la congruencia entre lo que promete y cumple: si no se tiene éste, entonces caemos en lo que se conoce como PODER y podría devenir en un poder absoluto, inatacable, producto de una imposición, un por mis pistolas, por que mando yo; en otras palabras, el uso y abuso del PODER.  En este contexto, se cometen una interminable hilera de errores, porque no se escucha a la sociedad, no se atienden reclamos y los resultados del accionar público son más que elocuentes. Ante estas circunstancias no se puede pedir apoyo a programas sociales, pues se carece de lo básico.  Cuando el Poder no está íntimamente relacionado con acciones morales, orientadas al bien común, la participación ciudadana no se aprecia,  ¿a quién le importaría ser activista social, cuando observa que a su alrededor se aplica la política del desprecio? Cuando a nadie le importa canalizar apoyos a grupos vulnerables y sí, en cambio, a perpetuar la ignominia y la soberbia. El solipsismo oficial es incontestablemente soez. Habría que reflexionar hondamente en el asunto, porque los que usufructúan el poder actuarán con tal desparpajo y como lo dijo alguna vez un estudioso de la comunicación  y sus efectos, se trata de Joseph T. Klapper, quien adviertía que “en todos los seres humanos existe la tendencia a ser receptivos sólo a aquello que se ajusta a sus intereses y opiniones e ignoran lo que les es contrario”.
Ahí se lo dejo, mañana seguiré con el tema.





miércoles, 10 de octubre de 2012

¿PARA QUÉ SIRVE EL ESTADO?



En las reuniones de café he escuchado con gran insistencia el tema de la responsabilidad y obligación que tiene el Estado en la prosperidad y desarrollo social. Muchas voces coinciden en que el Ogro Filantrópico debe abrirse al escrutinio y a la aportación de propuestas que enriquezcan su gestión y particularmente la mejoren para lograr sus propósitos.
Hay autores de la ciencia política que afirman que el principal reto de un gobierno es promover la paz y la seguridad de los ciudadanos, al tiempo de velar por el bien público temporal que los incluye a todos en determinado territorio y para lograrlo debe apoyarse en el Derecho y la Justicia, si éste se logra, entonces estamos  siendo testigos de su justificada presencia en la vida de todos. En caso contrario, se convierte en una rémora para alcanzar niveles de crecimiento económico insospechadamente interesantes.
¿A qué viene todo ello?, simple,  a reflexionar sobre el sentido y las políticas públicas que los gobiernos de cualquier filiación partidista y nivel de gestoría tienen ante los ciudadanos que los escogimos para encargarse de la procuración del bienestar colectivo. Quienes no cumplan con esa función, básicamente deben abandonarlo.
Sin embargo, a fuerza de ser sinceros y objetivos, hay elementos políticos y culturales que juegan un papel preponderante para que muchas de las asignaturas pendientes en la agenda pública no se lleven a cabo. ¿Cuáles serán, particularmente, en Tamaulipas y sus respectivos municipios?
Empezaría diciendo que el nivel de corrupción que permea a todas las instancias, la falta de un plan concienzudo y medible de sus acciones, el populismo que enrarece los discursos y falsas promesas que se rocían en sus actividades cotidianas y que no aterrizan de manera palmaria en los distintos sectores; además, la falta de congruencia entre el decir y el hacer; el descompromiso social, producto de una cultura light y comodona, la carencia de los instrumentos de la rendición de cuentas y la transparencia de los recursos y por si fuera poco, el obsesivo y ambicioso anhelo de poder, de arrebatarlo, de pelear para acabar con los propios enemigos que el régimen mantiene y solapa. Todos estos escollos son los que tienen a una sociedad harta y malditamente harta de estos prevaricadores y sinvergüenzas, quienes tal parece que disfrutan con que se les endilguen esos epítetos, ya que se pasean cachetonamente entre los pasillos del poder palaciego y hacen como que hacen… peor aún, insultan no por su actitud soberbia, no, claro que no, sino por su miserable y arrastrada zalamería a los de arriba para mantener sus posiciones genuflexas. Por eso estamos como estamos. Espero que estas líneas aporten alguna traza al debate público y muevan a tomar acciones que ubiquen al Estado en sus límites jurisdiccionales  para no lamentar que se convierta en receptáculo del poder omnímodo, algo así como decía Luis XIV de Francia, “L'État, c'est moi”, el Estado soy yo.




martes, 9 de octubre de 2012

EDUCACIÓN PARA NINIS





En su visita a Tamaulipas, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles fue claro en sus conceptos y mejor en sus propuestas, pues dijo que es necesario cambiar el modelo de desarrollo en el país a fin de generar mejores condiciones de bienestar entre las familias.
Tras escuchar la intervención del presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Gustavo Torres Salinas, quien le agradeció su presencia en la entidad, sostuvo que por desgracia existe en México más de 32 millones de habitantes que viven en condición de rezago educativo, mientras que 5.5 millones de jóvenes de más de 15 años son analfabetos, 10 millones de mexicanos no cuentan con estudios de primaria y 16 millones no cursaron la secundaria.
Lastimosas sin duda las cifras que presentó el doctor Narro al propio pleno del Congreso y teniendo como testigo de honor al gobernador del Estado, Egidio Torre Cantú.
El académico fue muy claro en su ponencia denominada Educación y Universidades Públicas en el siglo XX y sostuvo que es urgente una Reforma Educativa Integral que lleve implícita elementos de alta trascendencia como la equidad, la calidad, cobertura universal y particularmente la pertinencia en relación con el mercado laboral y conforme a las necesidades de las propias empresas privadas, porque está claro que de nada sirve educar, si esta acción no viene aparejada de mejores salarios y un futuro promisorio.
Al casi término de su participación, Narro Robles puntualizó que a México le va a ir bien cuando tenga una mejor educación superior, se tracen buenas políticas públicas, se invierta más  y se involucre a los ciudadanos de manera especial, pues está dicho que la alta marginalidad sigue cobrando factura.
 “La educación es un derecho social, al que lamentablemente millones de mexicanos no tienen acceso, aun hoy, en la llamada era del conocimiento”.
De lo anterior, cabría hacer algunas preguntas, porque me queda claro que lo que expuso el doctor Narro abarca a nuestra entidad.
¿De esos 32 millones de habitantes que en su reporte más reciente el CONEVAL difundió y que carecen de la más elemental educación en México, pertenecen a Tamaulipas?  ¿Cuántas personas han podido estudiar un bachillerato? ¿Qué porcentaje de cobertura educativa tenemos? ¿Existe la calidad? ¿Hay pertinencia y equidad en consonancia con el mercado laboral? Hasta donde este que escribe conoce, nada de eso se puede presumir, antes bien, criticar  porque todos sabemos que la educación está secuestrada por un grupo de bribones que sólo ven por sus intereses más mezquinos. No son todos, claro está, pero creo que el porcentaje es muy alto y los que faltan están a punto de convertirse en cómplices por omisión.
No hay autoridad que les ponga un alto, están esclavizados a lo que estos deschavetados y chantajistas les digan.  La mediocridad se ve por doquier. Me he encontrado personas que con grado de doctor son unos burrancos y escriben con las pezuñas, al confundir la magnesia con la gimnasia. ¿Esa es la educación que se ofrece en Tamaulipas y en México?
Bien decía Confucio: Donde hay educación, no hay distinción de clases.

PUSILÁNIMES ELECTORALES

Por Armando Berrones La crisis hídrica que se vive en la zona sur de Tamaulipas pone en evidencia lo inútil, lo insensible y el valemadr...