Entre las múltiples aportaciones al pensamiento jurídico, económico y político del historiador y sociólogo alemán Max Weber, hay algunas que se encuadran con absoluta precisión al tejido social del país.
Cómo olvidar
uno de sus textos cuyo nombre fue La ciencia como vocación, la política como
vocación, en la cual el autor puso el dedo en la llaga, al definir al
Estado como una entidad que detenta el monopolio de la violencia y los métodos de
coacción, lo que a la postre, hay que decirlo, motivó profundos ensayos y disquisiciones en
la ciencia política de Occidente. Pues bien, su corriente de pensamiento cobra
hoy gran significado por lo que se discutirá
en los próximos días en el Senado: los derechos de los ciudadanos en materia de
información y particularmente, el uso del internet, que de aprobarse la reforma
en Telecomunicaciones, limitará al ciudadano
en su libertad de expresión.
Rasgos
verdaderamente innegables de un retroceso en materia política y de derechos
humanos, con lo que la clase en el poder recuperará su perfil autoritario e
inmaculado, inaccesible, perpetuando con el ello el inmanente desprecio por la
sociedad pensante y academicista.
E s de gran
relevancia estar al pendiente de lo que sucede en el tema, pues equivaldría a
tolerar la imposición una vez más del grupo en el poder en agravio del pueblo
que se muestra impotente ante tantas injusticias. Si se aprueba, habría que
enjuiciar a cada senador y diputado por su descompromiso con la libertad, la
paz y el avance democrático en el país.
Reitero,
esto sería verdaderamente un retroceso, una involución y virtualmente se
cortaría de tajo con cualquier manifestación social legítima y contestataria,
provista de argumentación… no, salvaje ni aborricada. El internet se ha
convertido en un instrumento de expresión extraordinario para señalar pifias al
poder y a los vividores de éste, por lo que no se puede bajo ningún pretexto
constreñir su uso para efectos aplaudidores. Ya basta de farsas y simulación.
Termino mi
comentario con una frase más del teutón:
“El político
debe tener amor apasionado por su causa, ética de su responsabilidad y mesura
en sus actuaciones”. ¿Estas cualidades
las tendrán nuestros politicastros? Yo tengo mis dudas y… ¿usted qué opina,
dilecto amigo, que lee estas líneas?
@ArmandoBerrones
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