Siguiendo el
hilo conductor del tema que comentaba ayer en torno a las elecciones que se
realizarán en Tamaulipas el próximo 7 de julio y que se esperan sumamente
reñidas, es conveniente hacer otros señalamientos que ayudarían mucho a los
ciudadanos a la hora de emitir su voto por alguna de las opciones partidistas.
Como es de
dominio público, las precampañas van en camino y los virtuales candidatos de
los distintos partidos políticos se aprestan a presentar un ramillete de buenos
deseos que quieren envolverlos en propuestas inteligentes y factibles. Para
ello, deberán apoyarse en los expertos del marketing político, de sesudos
conocedores de la cosa pública y no
solamente eso, que sean hábiles en el ofrecimiento ribeteado de engaños y
simulación. En caso contrario, pocas serán las posibilidades reales de que
ganen este lance electoral. Vale decir
que es una prueba de fuego para los arietes del PRI, ya que tienen la consigna
de ganar la contienda sin excusa ni pretexto, porque se imagina, amable lector,
cómo quedaría el principal impulsor de sus carreras políticas. Más les vale ganar en el sur del Estado o en
la frontera y ya ni se diga en la capital del Estado…
En fin, ya
veremos qué hacen para cumplir con su jefe político…
En cuanto a
lo nuestro, los ciudadanos de a pie, debemos hacernos varias preguntas antes de que dar el voto a
esa clase política que busca un puesto de elección popular. Independientemente
de que sea una alcaldía o una diputación local:
¿Los
encuerdados o precandidatos son gente identificada con las necesidades
apremiantes de la localidad que pretenden representar? ¿Han presentado sus
propuestas en torno a la transparencia o rendición de cuentas cuando han estado
en otros puestos? ¿Cuál ha sido el desempeño que han tenido, ha sido probo,
insulso o cómplice? ¿Ya presentaron su examen antidoping o de alcohol? ¿Los
conocen el en distrito electoral que quieren supuestamente apoyar? ¿Han
presentado su declaración patrimonial? ¿A quién le deben la nominación de su
partido, al gobernante en turno o a sus simpatizantes o sectores del partido?
¿El partido que los abandera, ha cumplido con sus promesas en anteriores
elecciones? Cuando han estado en cargos de relevancia y poder, ¿han ayudado a
sus congéneres o los han desmedrado o para decirlo en términos llanos, jodido
al pueblo?
Es
importante considerar todos los pros y contras, porque si alguno de ellos no
ofrece garantías ni es sujeto de confianza, es mejor ni siquiera votar. Más
vale que se imponga el interés público, que seguir gobernados por un séquito de
parias que únicamente a la coyunda le lamben o no?
Usted… qué opina?
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