Por Armando Berrones
La actualidad económica del mundo lleva a considerar diferentes y abigarradas formas de interactuar con nuestro entorno social y político.
Los efectos de la globalización - buenos o malos- de acuerdo con el cristal con que se mire, son elementos consustanciales al desarrollo de las sociedades de hoy. De la forma en que reaccionemos para aprovechar sus ventajas, será nuestra habilidad para convertirnos en punta de lanza de nuestras economías o simples espectadores de un futuro incierto e inasible.
Los autores de este texto hacen una profunda reflexión sobre las bondades o displicencias que la nueva economía del siglo XXI lleva aparejada:
la economía de lo virtual, el Internet, de los mercados mundiales, de las nuevas tecnologías, la sociedad del conocimiento, la biotecnología, entre otros temas de especial importancia.
En su propuesta editorial establecen los hilos conductores de lo que nos espera como sociedad en caso de no incorporarnos a la nueva dinámica tecnológica. Afirman que “hoy más que nunca los individuos que no reciban instrucción formarán parte de los nuevos pobres, de un neoproletariado en condiciones de vida cada vez más precarias, por lo que los Estados y ciudadanos deberán acudir en su auxilio, no para ofrecerles una asistencia pasiva sino para formular una verdadera política de reinserción”.
Asimismo, hacen un llamado a los empresarios para que replanteen su visión en torno a los empleados o asalariados; al considerar que éstos deben ser parte fundamental en la creación de valores y obtención de beneficios, a través de su participación dentro de las acciones de las empresas, pues ese rol hasta ahora sólo los dirigentes lo jugaban. Esto es, configurar alianzas estratégicas con los empleados para ganar de común acuerdo.
“La empresa deberá convertirse en una comunidad de intereses que apele a las iniciativas de todos; lo que permitirá construir una verdadera alianza entre los accionistas y los asalariados”, añaden.
Definen con meridiana claridad las 28 reglas del juego económico y sus alcances en el contexto mundial y destacan que la ética, solidaridad, equidad y la libertad son los valores que configuran una sociedad mejor y con mayores probabilidades de un crecimiento económico sostenido y no cíclico.
La Nueva Economía del siglo XXI, es, desde luego, un libro que no debe faltar en nuestra biblioteca personal, sobre todo por su aportación intelectual al debate sobre la globalización, la economía de mercado y la legitimidad del estado moderno.
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