Armando Berrones
En un artículo que escribí el
pasado 5 de Octubre, hacía referencia a la clase política de México, la cual
tenía secuestrada al país y fundamentalmente a los segmentos más importantes
que toda nación debe privilegiar para lograr grandes avances en el concierto
mundial.
Sostenía que era necesario e
inaplazable ver como oportunidades los retos que nos presentaban las crisis
económicas del 2008-2009 y la actual, que mantiene a la expectativa a toda la
Unión Europea, que, sin embargo, sus embates llegan inevitablemente a México,
aunque con fuerza menor.
El punto es que sigo pensando
que en plena temporada electoral, los buenos propósitos en materia de
desarrollo social, económico y político se quedarán en eso, ya que nadie dará
su brazo a torcer para permitir que otros tengan raja política o lleven agua a
su molino. Cualquier indicio de corrupción, caguamas y otros enseres servirán
para denostar a los suspirantes por algún cargo de elección popular en sus
respectivos estados. Hay que acordarse de aquella frase ochentera: “quien vive
fuera del presupuesto, vive en el error”, así es que ante la inminente
renovación del Congreso de la Unión, es acertado aprovechar cualquier resquicio
para salir a libertar a los oprimidos del régimen en turno. Hay que tener
cuidado con esas actitudes necias y reduccionistas, porque a como están las
cosas, ya nadie cree en lo que se hace por los ciudadanos, la falta de
credibilidad en los políticos es de gran calibre.
Por el lado de los dineros, me
queda claro que existe una cierta estabilidad macroeconómica, que no se refleja
en una mejoría sustantiva en los ingresos de los mexicanos, peor aún, se reduce
de manera alarmante el poder adquisitivo por los llamados “gasolinazos”, los
cuales aumentan irremisiblemente los castigos a la clase trabajadora.
En recientes declaraciones, el
secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, señala que México debe
superar sus diferencias ideológicas que a la postre lleven a restituir los
empleos que se necesitan para la sociedad. Para ello, el tamaulipeco propone
que se lleven a cabo las Reformas Estructurales, en particular, que se mejoren
los sistemas de recaudación fiscal, de suerte que con amplios márgenes de
recursos, se canalicen a las áreas más sensibles y estratégicas como la
educación, la salud, la vivienda y el empleo.
El dirigente refiere que
nuestro país es uno de los que más destina recursos a la educación , pero de
nada sirven porque los niveles de aprovechamiento son ínfimos, por ello,
agrega, debe hacerse también una reforma que eleve la calidad del profesorado y
sobre todo, que el equipamiento escolar sea mejor.
"lo que no podemos hacer es estar con
calendarios electorales siempre; la última vez que fui a México me dijeron: ’es
que ya se vienen los tiempos políticos’, y faltaban dos años para las
elecciones". E insistió… “Dos años es una legislatura completa en Estados
Unidos, imagínese nada más. Entonces ya no se puede hacer nada porque ya vienen
las elecciones. Imagínese. Entonces eso no es aceptable, eso no es posible porque
hay muchas cosas que hacer".
Por último, el ex secretario
de Hacienda y Relaciones Exteriores de México, sostuvo que “"Me cansé de
decirlo: la (reforma) fiscal, la laboral, la educativa, la energética y celebro
que ya se hizo la de las leyes de competencia, que era otra que faltaba".
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