A los mexicanos nos queda
claro que la literatura es una de las principales materias que los políticos no
dominan, si es que hay otras, pues cometen cada tontería en el citar nombres de
autores, obras, sin ton ni son. Su inacabable retahíla de gazapos son de
antología y van desde Peña Nieto, Vicente Fox, Felipe Calderón, Ernesto Cordero, Andrés Manuel López Obrador,
entre otros. Sin embargo, llama la atención que cuando éstos son inquiridos sobre
la importancia que le dan a la obra literaria de determinado escritor y que no
atinaron a adivinar, suelen olímpicamente desdeñarla. Sería conveniente
sugerirles un poco de humildad intelectual y que primero busquen con pulcritud
y decencia que han aportado a la belleza y el espíritu los escritores más
notables del siglo pasado.
Es inaceptable, desde
cualquier punto de vista, que quienes deseen ejercer un mandato constitucional,
que quienes dirigirán los destinos de miles de ciudadanos carezcan de los
elementos cognoscitivos básicos. Es necesario, por tanto, ponerlos a leer lo
mejor que se ha escrito en distintas materias, para que en el momento de las
decisiones más importantes para el país, las buenas lecturas sean un cedazo
invaluable y no se hagan tantas estupideces. La verdad es que dan pena, con
todas las ridiculeces que se avientan.
Cuando una las ve, a veces me
recuerda a Denisse Diderot, un gran
intelectual del llamado Siglo de las Luces y quien tenía una absoluta fe al
cambio.
Solía decir en aquellos años
de 1731, que era necesario apostarle todo a la experimentación y al
conocimiento, puesto que representaban los grandes dones para poder gobernar y
con ello acabar con las masas manipulables.
Este filósofo soñaba con la
“aristocracia del espíritu y de la razón… para acabar con la miseria y el
gobierno autoritario en contra las masas.
Ojalá que estos politicastros
vean la imperiosa e impostergable necesidad de ponerse a estudiar más, leer lo
indispensable y dejarse de rollos baratos.
¿CÓMO ANDAN SUSPIRANTES?
A propósito, valdría la pena
hacer un cuestionario similar a todos los aspirantes a las candidaturas para
las diputaciones y senadurías por Tamaulipas.
No creo que sea un ejercicio
democrático inservible, porque también es importante saber cuál será su aportación al estado.
¿Tendrán esos suspirantes las
herramientas básicas e intelectuales para esa función? Porque está más que
visto que la cultura no es su fuerte, que muerde y no les importa en absoluto.
Sería reprobable a todas luces tal situación, de encontrarse, porque entonces
significa que no atienden el llamado del gobernador del estado, Egidio Torre
Cantú, de “Todos a Leer”.
Empezamos mañana con este
querer… le aseguro, amable lector, que muchos no conocen la “o” por lo redondo…
y así quieren representarlos en el Congreso de la Unión?
Viva la erudición y la
calidad educativa…, verdad, secretario de Educación, Diódoro Guerra.
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