En
diferentes artículos he puesto a la consideración de mis lectores la
importancia que tienen las llamadas políticas públicas para todo gobierno en
funciones y más aún, para los que llegarán a serlo en breve.
Conforme
pasan los días, seremos testigos de resultados de gobierno y de proyectos
irrealizables, pero que suenan muy bien para los ciudadanos, cuyo voto en este
momento resulta determinante.
En algunos
espacios políticos y en la grilla actual se está hablando de lo que se hizo y
lo que se habrá de realizarse de conformidad a las demandas sociales que se
apilan y apuntan los candidatos a los distintos puestos de elección popular,
sin embargo, habría que decirles a esos aspirantes que toda acción tiene su
contraparte, su reacción. Además, conviene precisar, a propósito, para qué
sirve una política pública. Dicen los expertos que ésta es :“Una política
pública de excelencia corresponde a aquellos cursos de acción y flujos de
información relacionados con un objetivo político definido en forma
democrática; los que son desarrollados por el sector público y, frecuentemente,
con la participación de la comunidad y el sector privado.
Incluso, una
política pública de calidad incluirá orientaciones o contenidos, instrumentos o
mecanismos, definiciones o modificaciones institucionales y la previsión de sus
resultados”.
Esta es la
definición académica que corresponde, no obstante, yo diría a quienes buscan
poder, que para lograr resultados, independientemente de los colores o partidos, toda política pública tiene 4
aspectos fundamentales:
La planeación, ejecución, control y la más
importante en mi humilde opinión, es la evaluación. Es ahí donde quiero hacer
un punto de inflexión, porque los políticos y gobernantes de México a la hora de
ofrecer resultados en materia de educación, salud, empleo, sustentabilidad y
seguridad, lo que engloba el llamado desarrollo socioeconómico, dejan mucho que
desear. Esto es, no aguantan el primer escrutinio profesional y profundo, por
la simple y sencilla razón de que se la pasaron en la hamaca, en pleitos de
vecindario y los problemas más apremiantes de la población continúan sin
resolver. Huelga decir, que se convirtieron al valemadrismo oficial.
Los
políticos no deben olvidar que todo en
la vida es medible y que debe sustentarse, en consecuencia, en resultados en
materia social. No es suficiente decir
que harán y no harán obras y programas, hay que monitorear y estar al pendiente
de que los recursos económicos que se destinan para ello sean debidamente
aplicados. Ejemplos de raterías y malos funcionarios hay muchos. De qué sirve
la incontinencia verbal si no va aparejada con realidades palpables.
No olviden
políticos que la gente ya no se traga esas píldoras anestesiantes.
@ArmandoBerrones
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