lunes, 5 de septiembre de 2011
TERNURITAS
Desde que esta columna se publica en La Pista, he sido consistente con mis puntos de vista y he dicho hasta la saciedad que el endeudamiento del gobierno actual es inaceptable. Claro, no faltaron las plumas de ornato, que se encargaron de desmentirme. Lo reitero, no debe endeudarse, porque no tiene con que hacer frente a eso y lo peor, el crecimiento económico y social no existirá en este gobierno. No habrá infraestructura, ni hospitales, escuelas, ni nada que logre hacerse con el titipuchal de intereses que supone un compromiso financiero. Han pasado 8 meses, ¿qué ha hecho? Sólo andar de “pediche” con la banca de desarrollo.
Al margen de eso, sin embargo, también he visto que el proceso de rendición de cuentas y la transparencia a la que está obligado el estado no se cumple y es letra muerta.
Si bien, la deuda que heredó la administración del ex gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández es gravosa, infame y de dimensiones lindantes en la saña descomunal, también es pertinente decir o mejor dicho, saber a cuánto asciende ésta, porque ya salieron algunos a expresar que los montos que al principio se manejaron no son los correctos, que hay una deuda mayor, algo así como más de 20 mil millones de pesos. Ante los rumores, es conveniente que las autoridades rindan cuentas y lo transparenten. Y también, ¿por qué no se llama a cuentas a los saqueadores del erario?
De acuerdo con la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, promulgada el 11 de junio de 2002, ahora se cuenta con un marco regulatorio para el acceso a la información del Gobierno Federal y cada entidad federativa tiene la suya propia.
Esta nueva reglamentación fue asumida cuando estaba de presidente Vicente Fox, que hay decirlo, fue una de sus principales aportaciones de su gobierno a la vida política e institucional del país. La transparencia se define así: “La rendición de cuentas y la transparencia son dos componentes esenciales en los que se fundamenta un gobierno democrático. Por medio de la rendición de cuentas, el gobierno explica a la sociedad sus acciones y acepta consecuentemente la responsabilidad de las mismas. La transparencia abre la información al escrutinio público para que aquellos interesados puedan revisarla, analizarla y, en su caso, utilizarla como mecanismo para sancionar. El gobierno democrático debe rendir cuentas para reportar o explicar sus acciones y debe transparentarse para mostrar su funcionamiento y someterse a la evaluación de los ciudadanos.
Lo anterior es lo que dice, grosso modo, la ley, que la apliquen y la sigan puntualmente los funcionarios y políticos de vaguada es otra cosa.
Me queda claro que antes de pedir que se les crea y que tengan confianza en el ejercicio de gobierno, primero deben dar la cara y decir sin disimulos, cuánto se debe y ¿qué mecanismos van a emplear para dar solución a esto? O van a salir con que pague el siguiente, porque a como están, eso es lo que va a pasar.
Por lo pronto, “me encharco con más de 2 mil millones de pesos, al cabo que el Congreso para eso sirve o tiene otra función? Por lo pronto, mantengo a una caterva de sanguijuelas arribistas para que me limpien el mugrero que tengo en las finanzas y aparecer muy tierno en televisión…
@ArmandoBerrones
armabg@hotmail.com
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