Decía en mi
anterior entrega que Tamaulipas tiene un sinnúmero de rezagos en todos los
órdenes, lo cual es producto de la subcultura, saqueo y la falta de
sensibilidad social y ya no hablemos de la incapacidad de ver a la distancia,
en otras palabras, la miope visión de quienes asesoran al jefe del Ejecutivo
Estatal, Egidio Torre Cantú. Y es que en reciente reunión con los sectores
productivos de la entidad, particularmente el menos favorecido, el campesino,
el mandatario estatal señaló que Tamaulipas se prepara para producir etanol y
contribuir en gran escala al desarrollo de esa industria de biocombustibles,
gracias al potencial estratégico que tiene en la materia, especialmente porque
es el principal productor de sorgo con dos millones de toneladas anuales en
promedio.
A la sazón y
en la toma de protesta al primer consejo directivo de la Asociación Nacional de
Productores de Biocombustibles (ANPROBI), el mandatario consideró que para
estas acciones se requerirán cultivos
agrícolas como el sorgo y la caña de azúcar.
Dicho lo
anterior, debo hacer una precisión, pues a nivel mundial está comprobado que el
etanol ha producido mayores daños que beneficios al utilizar el maíz como su
principal elemento. Tan es así que la propia compañía Nestlé a través de sus directivos
está exigiendo se acabe con los llamados biocombustibles, pues han generado
subdesarrollo y peor aún, una hambruna despiadada.
Veamos:
La peor
sequía en Estados Unidos en el reciente medio siglo ha destruido la sexta parte
de su cosecha de maíz, lo que ha provocado una hiperinflación alimentaria,
cuando se agrava la crisis financiera a ambos lados del Atlántico del norte y
los precios altos del petróleo resisten ser abatidos (Financial Times,
11/8/12).
El impacto
ha alcanzado a los procesadores de alimentos, que incluyen Nestlé, Kraft y
Tyson, “los que ya advirtieron que le trasladarán (sic) los altos precios a los
consumidores”.
Los
gobernadores demócratas de Delaware y Maryland “urgieron a la Casa Blanca a
renunciar al mandato gubernamental de mezcla de etanol, debido al
subabastecimiento de maíz”. (Bajo la
lupa, Alfredo Jalipe) Y si esto no es suficiente, hay que ver lo que se afirma
el presidente del mayor grupo alimentario del mundo, Nestlé, Peter Brabeck,
quien llamó a los políticos a hacer presión para terminar con el uso de
alimentos en la producción de biocombustibles.
"Esto
no significa que los biocombustibles deban ser eliminados completamente, sino
que los productores deberían utilizar otros materiales orgánicos", dijo
Brabeck en una entrevista con el periódico suizo SonntagsZeitung.
Con sus
declaraciones el ejecutivo se suma a un creciente coro de políticos y
científicos que piden reconsiderar la producción de biocombustibles.
"Nuestro
problema es que casi la mitad de la producción de maíz de Estados Unidos y 60
por ciento de la colza europea se utiliza en la producción de
combustible", declaró.
Ahí les dejo
mis amables lectores esa reflexión, ojalá que las chuchas cuereras del gabinete
la tomen en consideración.
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