jueves, 5 de febrero de 2009

Develar el Misterio

Después de varios años en pleno peregrinaje por el mundo de las barriadas y bolsones de estancamiento social en Asia, el Medio Oriente, Amèrica Latina y el Caribe, Hernando de Soto, economista y autor del best seller mundial “El Otro Sendero”, sostiene que la pobreza de las Naciones està en la falta de un sistema que regule y dè certidumbre jurìdica a los activos que se poseen. Esto es, el establecimiento de una suerte de contrato social como en su tiempo el francès Jean Jacques Rousseau, lo llamò. Advierte que esa es una de las razones fundamentales por las que “el capitalismo triunfa en Occidente”.

En su libro “El Misterio del Capital”, afirma con toda justeza y contundencia, “la riqueza de las Naciones dependerà , en tèrminos generales, de la capacidad de sus lìderes para crear òrdenes legales que reflejen y articulen adecuadamente el contrato social de sus pueblos. El desafìo, pues, consiste en alcanzar un contrato social que regule la propiedad de modo satisfactorio para todos”.

Añade que el principio de sustentabilidad de los paìses estarà en funciòn de sus capacidades para convertir los activos de “capital muerto a capital lìquido” .

“ El misterio està en còmo los occidentales logran obtener capital de sus activos, porque ellos los tienen representados a travès de títulos, derechos de propiedad, obligaciones legales, etc., los habitantes pobres de los paìses estudiados, en su mayorìa, tienen cosas, pero la mayor parte no cuenta con los medios legales para representar su propiedad y crear capital. Tienen casas pero no tìtulos, cosechas, pero no certificados de propiedad, negocios pero no escrituras de constitución ni acciones que permitan a sus activos llevar una vida paralela en el mundo del capital. Es decir, sin derechos documentalmente probados, estas posesiones resultan capital muerto, pues no son susceptibles de cambio como garantìa prendaria”, explica.

El tambièn presidente del Instituto Libertad y Democracia, ILD, el cual es considerado por el Economist, el segundo centro intelectual por excelencia en el mundo, señala en su libro que el dinero presupone propiedad. El 80 por ciento del mundo està subcapitalizado. Basta con ver que 5 sextas partes del planeta en donde se encuentran paìses en vìas de desarrollo y los que estàn saliendo del comunismo, adolecen de la falta de un règimen que garantice legalmente sus activos.

De acuerdo a un estudio socioeconòmico entre varios paìses, (Filipinas, Perù, Haitì, Egipto y Mèxico), se estima que màs o menos un 85 por ciento de los lotes urbanos, un 40 por ciento y un 53 por ciento de sus parcelas rurales estàn bajo una forma de tenencia tal que los inhabilita para crear capital.

“ En Filipinas, el 57 por ciento de los habitantes de la ciudad y el 67 por ciento de los del campo ocupa viviendas que son Capital Muerto; en Perú, 53 por ciento de los habitantes de la ciudad y 81 por ciento de la zona rural ocupa viviendas extralegales; en Egipto, en la ciudad, el Capital Muerto asciende al 92 por ciento y 83 por ciento en zonas campiranas; en Haitì, la situación es alarmante, el 68 por ciento en la ciudad y el 97 por ciento de sus habitantes ocupa viviendas en el campo, en donde nadie tiene claridad legal. En resumen, como no existen documentos confiables que avalen dichas propiedades, representan, pues, Capital Muerto; no obstante, si los tuvièramos, se estima que el valor de esos activos, que se encuentran en la informalidad, serìa gigantesco: Casi 9.3 millones de millones de dòlares, cantidad que duplicarìa el circulante total de moneda de los Estados Unidos; serìa casi el valor total de las compañías en lista de las principales bolsas de valores en los 20 paìses màs desarrollados del mundo: Nueva York màs Tokio, Londres, Frankfurt, Toronto, Parìs, Milàn, etc.; es màs de 20 veces el total de la inversiòn directa extranjera en el Tercer Mundo, y en lo que fue el mundo comunista en el decenio previo a 1989, 46 veces todos los prèstamos del Banco Mundial en las ùltimas dècadas y 93 veces la ayuda para el desarrollo dada por todos los paìses avanzados al Tercer Mundo desde entonces”.

Por ùltimo, Hernando de Soto, afirma “ la ausencia de propiedad legal explica por què los ciudadanos de los paìses en vìas de desarrollo no pueden celebrar contratos de provecho con extraños ni obtener crèdito o un seguro o ganar acceso a servicios pùblicos: no tienen derechos de propiedad legales que perder. Al no tenerlos, sòlo los toman en serio como partes contratantes su familia inmediata y sus vecinos. Las personas sin nada que perder estàn atrapadas en el pringoso sòtano del mundo precapitalista”.

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