viernes, 5 de octubre de 2012

JUSTICIA SOCIAL





Decía un rótulo puesto en el escritorio de un gerente: “cada historia tiene 3 lados: su lado, mi lado y los hechos.  Cada vez que leo esta singular frase no puedo menos que remontarme al análisis e interpretación del poder en Tamaulipas.
Muchos funcionarios pensarán que los críticos del gobierno son amargados, insaciables y carentes de escrúpulos. Nada más alejado de la realidad; en lo que se diferencian de las plumas de ornato es precisamente en el anhelo de justicia social. O como diría Rosario Castellanos, “que la justicia se sienta entre nosotros”.
Al que esto escribe lo mueve por supuesto el sentido social, pues cuando se advierten las enormes y deleznables asimetrías económicas en la entidad no se puede actuar de manera individualista y gandallesca; tiene uno que ser claro en sus conceptos y justo verdaderamente, a fin de señalar lo que está mal y desde luego lo que está bien.
El oficio del periodista es justamente ser la voz del pueblo, que sojuzgado por los usufructuarios del poder, no puede hacerse oír y virtualmente pasa inadvertido si no es que ignorado olímpicamente. Por ende, en mis aportaciones expreso lo que los hechos muestran, exhiben, de suerte que los propios lectores juzguen su validez y sentido de la oportunidad. Ayer refería que todo gobierno tiene entre sus principales tareas elaborar planes de trabajo, pero particularmente políticas públicas bien encaminadas, medibles y contrastables. Sin embargo, una simple mirada inquisitiva a lo que se ha hecho en todos los sentidos en Tamaulipas en los últimos 3 sexenios bastaría para darse una idea de que ciertamente nos encontramos sino en el hoyo, muy cerca de él.  
 Vayamos por partes: en Educación los cacicazgos y la interminable vorágine de corrupción nos deja a todos con un mal sabor de boca. Este flagelo irrumpe por doquier, los comisionados, la escasez de maestros, la falta de infraestructura, la venta de plazas, la pésima enseñanza que se imparte en las aulas, los fraudes cómplices,  son apenas algunas de las irregularidades que acusa el sistema educativo y que lo ponen en grave predicamento.
 Si nos remitiéramos al tema de la salud, falta mucho por hacer, ya que el servicio médico que se ofrece en general es malo y poco confiable. No hay inversión en infraestructura, los hospitales trabajan con exiguos recursos, faltan medicamentos y predomina la idea de un nosocomio de guerra, lleno de carencias, no obstante, los políticos del oficialismo se llenan la boca con buenos discursos, producto de la comodidad palaciega.
Si hablamos de empleo e inversión, cualquier cosa que se pueda decir de ambos resultará insostenible cuando simplemente se evalúe la creación de fuentes de ingresos. No hace mucho a nivel nacional se destacó la noticia de que Tamaulipas ocupa el segundo lugar en desempleo, así que cualquier aseveración en descargo de ello parecerá ridícula.
No hay inversión por la sencilla razón de que se carece de condiciones de seguridad para la atracción de empresarios de otras latitudes. Seamos claros: nadie le va a apostar a quedarse en regiones que prometen problemas de tipo delicuencial.
En mi siguiente entrega, hablaré de temas que constituyen verdaderas rémoras que inciden significativamente en el devenir de Tamaulipas.














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