Hacer un
análisis comparativo siempre es causa de disensión y molestia para muchos. El
que escribe tiene sus razones de peso ya que a través de los años se ha
procurado una formación cultural y educativa para tener un juicio ponderado y
particularmente equilibrado. Entre los intereses que he tenido, está el haber
estudiado el idioma de Goethe, la potencia intelectual y el artista de las
letras más perfecto que ha dado la cuna germana. Por algo, Alemania es una de
las más importantes economías del mundo.
Hoy para dar
pie a mi artículo político, desde luego, quiero traer a colación a un escritor
alemán y abogado que en su momento nos legó una frase que me gusta mucho.
Der Eine fragt: was kommt danach? Der Andere fragt
nur: ist es recht? Und also unterscheidet sich, der Freie von dem Knecht.”
Esto, en
palabras llanas, significa en el castellano algo así como: El uno pregunta: ¿qué sigue? El otro sólo
pregunta: ¿es correcto? Y eso es la diferencia entre un ser humano libre y un
criado.
Dicho lo
anterior, quiero abundar en que aun cuando nos encontramos en el siglo 21,
existen aún corrientes de pensadores que consideran que en la actualidad se
vive como esclavos o siervos, en particular del capitalismo salvaje y
deshumanizado. Valga observar cómo las grandes trasnacionales exprimen a los
trabajadores y nadie se atreve a desafiar ese poder omnímodo. O diga usted,
querido lector, quién? Los gobiernos, que debieran defendernos, están para
hacerse los omisos y hablo en general, pues sirven como ayudantes de los intereses
empresariales, con tal de que se diga que se trabaja y mucho. O no?
Por el lado
de la clase política, la cual me queda claro es criada de lo que digan los
Dioses del Olimpo y quienes detentan el poder, su papel es más que indignante,
ya que se les tiene prohibido expresar sus opiniones libremente y al acatar esa
orden, simple y llanamente, hay que decirlo,
refrenda su condición de esclava, además de verdadera cómplice de la
inoperancia y simulación de la estructura.
En
circunstancias como éstas, paréceme importante decir que es urgente replantear
el esquema, proponer acciones a contrapelo de lo que oficialmente se dice, no
es posible que el agachamiento vil y descarado se dé. La sociedad debe participar de este esfuerzo,
involucrarse en lo que le debe interesar: el desarrollo económico y social de
los suyos.
Hay que
buscarle la debilidad al Poder. Claro que la tiene.
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